lunes, 15 de diciembre de 2014

Los días antes del parto

Esa noche llegué en taxi por urgencias a la Fundación Jiménez Díaz.


En cuanto me atendieron, las enfermeras me preguntaron si estaba de parto, y como todavía me quedaban 5 semanas contesté un NO rotundo! Les dije que había tenido una pequeña pérdida y quería chequear que todo fuese normal. Mientras me intentaba convencer a mi misma de que estaba en el hospital sólo de paso, las enfermeras tomaban nota de mis datos y me ponían una pulsera identificativa.



Enseguida me metieron en un ascensor con un enfermero que me llevó a la planta de neonatos, donde me esperaba la ginecóloga para consulta. De repente empecé a notar como se me empapaban los pantalones...y aunque me asusté, intenté no ponerme nerviosa. En cuanto pasé a sala, bastaron unos pocos minutos para que la ginecóloga me dijera que estaba perdiendo líquido amniótico y que la bolsa tenía una fisura. "Te vas a quedar ingresada, vamos a ponerte antibiótico y esperaremos un par de días a ver si te pones de parto!" estas fueron sus palabras...Mientras yo con cara de poker..."Perdone? Cómo que voy a dar a luz??? Así de repente??? Pero si aún no estoy preparada mentalmente!!! Además no me he traído nada para quedarme ingresada!!!", no me lo podía creer.  A continuación me dijeron que mi bebé pesaba 2.200 gr, entonces centré mi cabeza y me propuse comer mucho para hacerlo engordar en los pocos días que me quedaran para el parto. Acto seguido salí de consulta y me metieron directamente en una habitación solo para mi. 


Mientras me acomodaba el papá de Tristán fué a recopilar todo lo que hacía falta, ropa para el bebé y para mi, productos de aseo e incluso nesquik, leche y galletas, para hacer más llevadera la comida del hospital. 


Esa noche apenas dormí, las enfermeras entraban cada 4 horas para ponerme antibiótico y monitorizar al bebé. En cuanto amaneció avisé a mi familia y amigos cercanos, enseguida aparecieron en la habitación. Mi amiga más fancy trajo la fiesta al hospital.


Pasaban las horas y seguía sin ponerme de parto, entraba en la segunda noche ingresada


A la mañana siguiente volvieron a chequearme, si no me ponía de parto a lo largo del segundo día, lo tendrían que provocar. Yo me encontraba bien, pero tenia miedo...cómo sería el parto??? Había pasado dos noches escuchando los gritos de otras embarazadas tras una puerta muy cerca de mi habitación que decía "acceso restringido", estaba literalmente "cagada". Al despertar el tercer día, vino la que sería mi matrona, una mujer con la que tuve una conexión especial desde el principio. Finalmente me iban a meter en sala de parto, ya había pasado varios días con la bolsa rota y era mejor que el pequeño estuviese fuera para evitar la posibilidad de infección en bolsa. Me puse a llorar de los nervios, a mi chiquitín le quedaban 5 días para llegar a la semana 36 y todavía le consideraban un bebé prematuro...quería que todo saliera bien.


De repente tuvimos que organizar todas mis cosas para trasladarme a sala de parto, iba a cruzar la temida puerta!!! Avisé a mi familia de que me metían a dilatar y que la próxima vez que me vieran sería con Tristán.





"EVERYTHING YOU WANT IS ON THE OTHER SIDE OF FEAR"