Llevaba varios días encontrándome rara, sospechaba que en mi cuerpo se estaba produciendo algún cambio. Imagino que por el temor de afrontar la posibilidad de que diera positivo, no fui capaz de hacerme el test hasta horas más tarde, cuando ya estábamos inmersas en nuestro viaje de reflexión.
El momento en el que fui al baño y me encerré sola con mi test de embarazo lo describiría como una sensación de vértigo al borde de un precipicio, las pulsaciones me iban aumentando mientras esperaba el resultado, los minutos se convirtieron en horas, minutos en los que fui capaz de procesar mil recuerdos, millones de imágenes...Entonces miré el predictor y si...estaba leyendo bien..embarazada de 3 semanas, de la última vez que estuvimos juntos.
Es en ese momento cuando mi reloj se paralizó, el tiempo no existía, el mundo dejó de girar y estaba yo sola, intentando asimilar lo que me estaba pasando. Comencé a sentir pánico, quedarme embarazada no entraba en mis planes de futuro próximo, mi vida era un continuo viaje, una continua fiesta, no estaba preparada mentalmente para cambiar de vida...para ser madre. Respiré profundamente y en vez de coger un avión de vuelta a casa, decidí seguir el viaje con Silvia, sin duda era la reflexión más importante de mi vida y creí que la India me ayudaría a encontrar la respuesta.