lunes, 20 de octubre de 2014

Arrivederci Roma

Justo hacia un año que me había mudado a Roma por trabajo, 2013 significó el año de mi independencia. 



Encontrar un apartamento que pudiera pagar en el centro de Roma, no fue tarea fácil, las casas están muy cotizadas lo que hace que el precio sea excesivamente caro. Buscando y buscando finalmente di con un apartamento que llamábamos la "cuevita", era bastante grande, tenía dos plantas pero ni una pizca de luz y muchísima humedad. Estaba muy cerca del río, entre Piazza Navona y el Castello de Sant Angelo





Poco a poco lo fui decorando, convirtiéndolo en un lugar acogedor donde sentirme como en casa.





Cada vez que salía de mi apartamento veía estos relojes de sol, señales ocultas?

TEMPUS FUGIT-el tiempo se escapa

CARPE DIEM-disfruta el momento

La casa estaba también pegada a una calle que llevaba mi nombre, destino o casualidad?



Mis amigos y compañeros de trabajo, Carly y Wilkins, fueron mi apoyo constante en Roma, compartimos la aventura juntos desde el principio. 



Roma se convirtió en una fiesta diaria, vinieron a verme mis mejores amigas, Esther, Patri y Mariela. Siempre había alguien en casa. Gracias a ellas nunca me sentía sola.




Mi hermana vino de visita un par de días pero acabó quedándose dos semanas. Lo llamábamos "el síndrome de la cuevita", te atrapaba. Disfrutamos la ciudad de día, de noche y al amanecer. 





En una de las muchas salidas, conocí a Laura, una lepera, criada en Granada que vivía en Roma. Desde entonces nos hicimos inseparables. 



Conocí también al grupo de amigos más molón de toda Roma, de los que destaco a mi gran amigo Fabiano.



Me compré una bicicleta violeta en el mercadillo de Portaportese. Era mi medio de transporte en Roma, cuando tenía que volar, cogía la bici hasta la estación de tren de Trastevere y de ahí directa al aeropuerto.




Ir a trabajar era un placer, volar con mis compañeros de Madrid y la buena gente que nos recibió en la nueva base, hacía que estar lejos de casa no fuera tan duro.


Tras 6 meses viviendo en la cuevita, la humedad pudo conmigo y tuve que dejar la casa. Encontré un ático en vía del governo vecchio, entre Piazza Venezia y el Teatro Marcello, significó la segunda mudanza en menos de 6 meses. Era un palacete típico romano. La casa tenía dos alturas, elegí vivir en la buhardilla, separada del resto de las estancias y con acceso directo a la terraza, era espectacular, tenía sin duda las mejores vistas de Roma. Cada día podía disfrutar de los atardeceres más mágicos del mundo mientras escuchaba sonar las campanas de los cientos de iglesias de alrededor. No puedo olvidar mencionar a mi amiga la gatita, a la que yo llamaba "Princesa", que venía a visitarme por el tejado.











Organicé una fiesta de inauguración inspirada en la antigua Roma, la pude compartir con mucha de la gente más importante de mi año en Roma y los carabinieri (policía), que acudieron como invitados especiales. Por aquel entonces no podría haber imaginado lo que el destino estaba preparando para mi!



"MAY YOUR CHOICES REFLECT YOUR HOPE, NOT YOUR FEARS"




















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